Ay, yo no quiero ser la piedra
Ay, yo no quiero ser la piedra
impertérrita del río
ni el canto que suelto rueda
llevando el rumbo perdío.
Ay, yo quisiera ser arena
girando en tu remolino.
Caminito de tus brazos. Las migas
Aunque ni sienten ni padecen y son ejemplo de imperturbabilidad, muchos poetas se acuerdan de ellas. Y ¿quién de nosotros no se ha sentido atraído por alguna preciosidad encontrada en el río o en la playa?
Cortar amarras
Librar todo el camino de piedras
Pero con ella
Librar todo el camino de piedras
Pero con ella
A corto plazo. huggh
Si están enamoradas,
ni las piedras se ahogan en el río
ni se pierden en el mar
ni se esconden en el monte
ni se queman en el volcán,
si las piedras están enamoradas.
Ejemplo ejemplar. Gloria Fuertes
Llueve, entre pausas, sobre las piedras
redondas, asustadas sin razón.
Lluvia en la cala. Antonio Méndez Rubio
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