Capitanas (X)
La periodista Anna Politkóvskaya fue asesinada ayer en Moscú, en la puerta de su casa. El Kremlim ha silenciado para siempre su trabajo de búsqueda y denuncia de las torturas sistemáticas al pueblo checheno. El poder absoluto no admite réplica. El Estado, omnipotente y unívoco, tiene miedo y desconfía de los derechos particulares de los ciudadanos. Cercena el derecho a la información porque tiene miedo del ejercicio de la libertad individual, de la defensa particular de la dignidad humana.
Anna ha muerto el mismo día que Putin cumplía 54 años, bonito regalo. Es un orgullo que alguien tan valiente naciera mujer.
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