Sin rostro todavía, me fijo en ella. Me llama su estilo impecable y sexi. Una gorra de cuero negro la esconde y resalta a la vez. Se paran a saludarla. Es entonces cuando reconozco su abierta sonrisa. Caigo en la cuenta de que no la veía desde el curso pasado. Anda rebuscando en las estanterías de internacional. Se sienta frente a mí unas mesas más allá; consulta, toma notas. La sala de lectura está prácticamente llena y hace calor. Con gesto perezoso, o cansado, no sé bien, se saca la gorra... ¡oh, es como si se hubiera desnudado para mí! La sorpresa y el deseo se agolpan en mi garganta: se ha cortado el pelo: cortísimo. Me olvido de procesal, del examen y de todo. Sólo quiero estar, no delante, sino detrás de ella, mirando sin descanso su nuca.
Buenos días Capitán!
ResponderEliminarHoy es muy calmo, tranquilo, más senenidad. Muy bueno, gracias.
Me blog es "SÓ VERDADES.
Hasta siempre
Muy bien narrado, este momento de descubrimiento de la mujer. Y el observador que guarda su lugar al final y prefiere seguir siendolo.
ResponderEliminarMuy bueno.
Aprovecho para agradecerte todos tus buenos comentarios en los archivos de musas.
Un abrazo.
Es que una nuca bonita..hummm es muy sexi !!! :)
ResponderEliminarabracitos de alcachofa
A veces el deseo es así de hermoso... e improductivo. Buen texto.
ResponderEliminarUn beso
Que bueno seria podernos quedar asi. Mirando lo que nos gusta desde atras para no perdernos nada.
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