Robot. Range Murata
La madrugada entonces inundó las sábanas.
Terminé por contarle los últimos relatos que leí
y al fin
se me durmió en los brazos
abrigada tan sólo
por la cálida chaqueta de mi piel...
Al cabo del tiempo. Rafael de Cózar
Con-Cierto Visual Sentido
Señor, señor..como me gustaría dormirme mientras me leen bajito,
ResponderEliminar:-)
Besitos
La madrugada no tiene corazón, opina Sabina.
ResponderEliminarDormir y soñar
ResponderEliminarPara esas madrugadas no sirven de nada los robots. Salu2.
ResponderEliminar