
Roy Lichstenstein
Abajo, en el salón, había una serie de libros viejos; entre ellos, explorando, encontró Joel un tomo de leyendas escocesas. Una de ellas se refería a un hombre que preparó una poción mágica; ésta, imprudentemente, le permitía leer los pensamientos de los demás hombres y conocer el fondo de sus almas; los males que vio y la impresión que le produjeron le convirtieron los ojos en llagas abiertas.
Otras voces, otros ámbitos. Truman Capote
Terrible.
ResponderEliminarUna vez alguien me sealó lo terrible que sería para él "leer" mis pensamientos y, si bien no lo entnedí de primeras ;9 ... luego me dí cuenta y comprendí.
Mejor seguir ignorando los pensamientos ajenos sin duda.
Un castigo tremendo a la curiosidad.
ResponderEliminarQue horror ....
ResponderEliminarUn besito y feliz puente
Ya ves ser Dios es un palo
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