Manuela habla de los bonsais del señor Ozu. Son muy grandes, con formas esbeltas, y no presentan en absoluto ese aspecto torturado que suele causar tan mala impresión. Se me antojó, mientras los transportaban por el vestíbulo, que provenían de otro siglo y en sus hojas, que un murmullo parecía atravesar, exhalaban la visión fugitiva de un bosque lejano.
La elegancia del erizo. Muriel Barbery
Me gustan mucho los bonsai! y más si "exhalan la visión fugitiva de un bosque lejano".
ResponderEliminarPrecioso post!
Un besote.
He leído ese libro, me encanta el personaje Ozu..
ResponderEliminarfue interesante recordar esa escena. gracias por traerla.
Me apunto el titulo para leerlo. Salu2
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