Con penurias, pero felices. Ella lo recordaba como un tiempo en el que, a pesar de estrecheces, le afloraba la risa. Estando embarazada de mí, una vez -una de tantas- que lo que había en los platos era bien escaso, mi padre le arrimó el suyo y le dijo: "Tienes que alimentarte, yo me como tu risa".
El Corazón de la Tierra. Juan Cobos Wilkins
La sonrisa de un/a niño/a es alimentos para unos padres en cualquier momento, pero si este es de penuria, aun más.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Qué emotivo!.
ResponderEliminarMe ha gustado tanto que voy a recomendar la lectura de tu blog y de esta entrada en el mío (franja de la derecha).
ResponderEliminarBesos!!
Muchas gracias, qué atentos sois conmigo. Besos
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