miércoles, 29 de marzo de 2017

Primavera en los libros

Wyeth

Cuando descubría que el lector precedente había ensuciado o maltratado el libro que acababa de pedir prestado, se ponía furioso; le atormentaba pensar que podían acusarle de haber cometido ese delito. Y más aún, que uno de sus compañeros fuera el culpable de semejante barbarie. “¡Un trabajador de los ferrocarriles!”.

Intentaba entonces arreglar los daños alisando las páginas arrugadas y volviendo a pegar los que estaban desencuadernados, borrando las anotaciones de los márgenes y las marcas de dedos grasientos.

Como para inculcarnos la idea de que los libros tienen algo de humano, solía decir: “A este pobre libro lo han torturado”.
Torturado.

Vivir me mata. Paul Smaïl


Si cerca de tu biblioteca tienes un jardín, no te faltará nada.

Ciceron



1 comentario:

Toy folloso dijo...

Un jardín fuera y dentro de ella un acuario.
De pececitos de plata.
¡Malditas humedades!.