miércoles, 9 de diciembre de 2009

TV


La TV tiende a homogeneizar su oferta. Depende hasta tal punto del éxito económico que no puede permitirse otro sistema de selección que el contable. En comparación con esos carriles informativos férreamente construidos por la industria, la lectura supone un perpetuo descarrilamiento, una posibilidad de elegir caminos variados, una garantía de libertad. La palabra permite leer el mundo de diferentes maneras.

3 comentarios:

ShaO dijo...

Mi único dilema ocurre siempre en los cambios de vía, tantas letras por recorrer y tan poco tiempo!
Un abrazote con todas las letras

Roberto Tega dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Roberto Tega dijo...

Acabo de leer unas palabras de Vargas Llosa en El País y me acordé de este post que leí el otro día por aquí:

"Lo mismo hacen las religiones, filosofías e ideologías, desde luego. Pero la gran diferencia entre la literatura y estos otros órdenes inventados para enfrentar el caos de lo vivido, según explica Magris en uno de sus más sutiles y persuasivos ensayos incluido en su libro La historia no ha terminado, 'Laicidad, la gran incomprendida', es el carácter "laico" de aquella, un conocimiento no sectario ni dogmático sino crítico y racional. Laico no significa enemigo de la religión sino ciudadano independiente, emancipado del rebaño, que piensa y actúa por sí mismo, de manera lúcida, no por reflejos condicionados"

El artículo está aquí

Un saludo