Entre todas las gentes a diario tu rostro se camufla con gestos comunes. No hay señales de tus silencios suaves, del temblor de tus labios debajo de los besos o en la urgencia del sexo. Máscara de ti mismo, te disfrazas y niegas el delicado estigma de tu parte más frágil. Sólo tus ojos siguen, valientes, declarando la emoción que te vence en la alcoba del agua.
Máscaras. Josefa Parra
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