NO sé qué tienen
(además
de lo que tienen), pero
sin duda
es mágico.
Capaces,
con un mínimo gesto
de hacerte desear
no haber nacido nunca
en un instante
y que al siguiente
te arrojes
a sus pies, pasan
siempre de largo.
Sus miradas
desarman.
Sus caricias
te pueden reducir
a un pobre
imbécil.
Son como el alumbrado
de la vida.
Las mujeres.
Lo máximo.
Las mujeres. Karmelo G. Iribarren
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