No sé quién fue el imbécil que inventó las fiestas de Navidad, pero si viviese todavía le ajustaría las cuentas. En esas fechas y en particular la noche del 24 de diciembre, sufro siempre grandes ataques de nostalgia al pensar en todos mis muertos, empezando por mis hijos y sin olvidar a mi nieto, al que se llevó el alzheimer en Tréveris.
La cocinera de Himmler. Franz-Olivier Giesbert. 2015
1 comentario:
Eso suele pasar a los que ya tenemos unos añitos, yo me dejo llevar, no es cosa de hacer un feo a hijas y nietos que disfrutan con ellas, y esto pese a mal dormir por los excesos que te obligan estas dichosas fiestas o como el año pasado el ataque de gota, una consecuencia más de que odio, por lo bajini, estas fiestas.
Saludos
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