Sibila. Diego Velázquez
Mirado fijamente, poro a poro,
el hombre no da miedo. Da risa.
Y ver la poesía letra a letra, mirarla desde lejos,
da miedo. Y da pereza.
Hay que tener valor para subir su cuesta,
su calvario,
acercarse un poco nada más a su cornisa
y arrojarse desde allí con las alas dispersas
como las llevaría un gorrión recién herido.
Letra a letra. María Dolores Almeida
Amo los gorriones descarados, los atrevidos que son capaces de entrar en tu cocina en busca de la miga de pan a la que echaron el ojo desde la ventana... son adorables.
6 comentarios:
Yo tengo unos gorriones descaradísimos, tanto es así que desde ni se cuantos años han montado un nido en mi terraza en un pequeño hueco, en la época de reproducción se escucha el piar de los pollitos, siempre pululando por la terraza sus mayores.
Saludos
... "y un aire entre tierno y triste como un gorrión"
Emilio, yo también he tenido un nido de gorriones, tan cerca de la boca del extractor de humo de la cocina, que cada vez que lo enchufaba se armaba un plumerío... acabé por no ponerlo para no molestar...me encantaba oírlos mientras preparaba los desayunos tempraneros.
Hugo, cuánto tiempo, encantada de volverte a leer!
Abrazos para ambos.
A mí también me apasionan, lo que pasa que todos… :)
Antes vivía en otro sitio donde podía convivir todos los días con ellos. Donde vivo ahora, no, está lleno de pájaros bellísimos, pero faltan.
Abrazoz
Y de la poesía no dije nada, porque ¿Hace falta? Aunque trampoco sé si no da miedo... Si no lo doy... Complicado, ¿sí?
... que dé luz, eso es, LUZ...
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