Amo el ingenuo mundo de tu espalda,
su adormecida luz, su mina de diamantes,
su río navegable;
amo tu espalda de agua dulce,
de trigo verde, de algodón en rama,
tu espalda de viejo bosque de marfil,
de isla no descubierta en el océano,
tu espalda de bambú y de porcelana.
Amo tu espalda. (Cantata para mi esposa). Otto-Raúl González
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