Nada más verla me quedé sin aliento. Jamás −y no sé si tengo algún motivo para congratularme por ello− he vuelto a ver unos ojos como los suyos. Más que mirar, parecían atraer, succionar la luz de todo cuanto recorrían, alimentando sus pupilas de un resplandor húmedo y misterioso.
Una casa en Santiago. Luis Sepúlveda
3 comentarios:
Oh, si habré chocado con miradas como ésa...
Sí, uno de esos momentos de descubrimiento de nosotros en otros.
Ya estoy de vuelta y contigo.
Besos y besos.
En realidad es algo curioso...Con los blogs pasa lo mismo
" Nada más verla me quedé sin aliento"...
Mil y un besos...
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