sábado, 3 de mayo de 2008

Lazos


Hay quien se complace
en por ciertos momentos
hacer de su persona un esclavo.
No me refiero al desdichado
que por necesidad
hace de su vida un pago.
Me refiero a quien por propia decisión
hace de su voluntad un regalo.

¿Qué fruto más deliciosamente agridulce quieres,
que el que te da quien gustosamente
se alegra cada vez que le hieres?

Cuerdas, dolor, llanto, todo es puro ornato
para quienes conocen la comunión
de entender un "te quiero"
al lacerar o ser lacerado.

3 comentarios:

PIZARR dijo...

Duras palabras, pero que describen perfectamente lo que la esclavitud amorosa supone.

Por desgracia, tras mucha de la violencia actual, se encierran ese tipo de esclavitudes y de amores mal entendidos

Un beso

Sombras en el corazón dijo...

Se necesitan clases de aprender a amar... a la persona que es uno mismo.

Un abrazo

Mandarina azul dijo...

No me cansaré nunca de decírtelo, Indigo... nos regalas unas joyas...

Gracias.

:)