Al enfrentarnos repetitivamente con las cosas que nos rodean -ya sean paisajes, ideas o discursos- se embota nuestra sensibilidad crítica hacia ellas y nos deja de sorprender su fealdad o su belleza, su lógica interna o sus incoherencias, su capacidad o su incapacidad para resolver ciertos problemas o para atender determinadas necesidades individuales o finalidades sociales.
La economía en evolución. José Manuel Naredo
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