miércoles, 14 de septiembre de 2022

Capitanas (LXII)

Andrej Remnyov

Capitanas asesinadas. El pasado 5 de agosto fue el aniversario del asesinato de trece rosas, trece jóvenes mujeres, ocho de ellas menores de edad, fusiladas en Madrid en 1939, víctimas de la feroz represión franquista tras la victoria del golpista dictador Francisco Franco. Se llamaban Ana, Avelina, Blanca, Carmen, Dionisia, Elena, Joaquina, Julia, Luisa, Martina, Pilar, Victoria y Virtudes. La memoria histórica nunca se ocupó de ellas. Fueron periodistas los que sacaron a la luz este atroz episodio, primero Jacobo García investigándolo en 1985 y luego Jesús Ferrero, publicando en 2003 el libro Las trece rosas; en 2004 se rueda el documental Que mi nombre no se borre de la historia y sale otro libro, éste del periodista Carlos Fonseca, Trece Rosas Rojas. A partir de 2003 se empieza a distinguir a este grupo de mujeres y a reivindicar su memoria en homenajes de distinto signo y arte. Hasta esas fechas, nadie se ocupó de ellas, a pesar de que ya habíamos celebrado a toda fanfarria los 25 años de democracia y de que algunas de estas mujeres fueron detenidas, torturadas y asesinadas por pertenecer a Juventud Socialistas Unificada. Tampoco sus compañeros políticos pensaron en ellas.

Demo at Phoenix. Qiang-Huang

A las cuatro de la tarde de marzo en una vieja foto las rosas se volvieron a abrir.
La vida no apagó

su aroma ni

la brisa que pasaba lenta

con fechas del paisaje. Una

muñeca es todavía en

la manita que toca el universo,

tibia. Alrededor

se ve un vuelo de pájaros idos.

Al fondo,
el ser que es haber sido lee
lo que el tiempo escribió.

La foto. Mundar. Juan Gelman.2008

Hay sitio para unas espinas?
le preguntaron al rosal.

El libro de las preguntas. XXVII. Pablo Neruda. 1977

3 comentarios:

U-topia dijo...

Qué se puede añadir al precioso homenaje que has hecho a esas capitanas tan jóvenes. Siempre que pienso en ellas, pienso en su juventud... ¿Qué situación política puede hacer necesaria la muerte de unas jóvenes, por sus ideas?

Insisto, hermosa y emotiva entrada.

Un abrazo grande para la capitana indigo!!

Índigo dijo...

Querida Laura,

Algún día escribiré sobre una pequeña casa en el casco antiguo de Estepona y a cinco minutos de la playa caminando. Sólo tiene dos dormitorios; el más chico necesitaba un techo nuevo y se hizo de madera, con una ventana central al cielo raso. Si duermes allí y la dejas abierta, puedes contar las estrellas y espiar a la luna; si el tiempo te obliga a cerrarla, el tapaluz te regala trece rosas diferentes, cada una con su inicial al lado, hechas en pirograbado sobre la madera.
Dulce homenaje, silencioso, emotivo, duradero y hecho a conciencia por unas personas sensibles y generosas con las que tengo el privilegio de compartir parte de mi vida.

Un beso, gracias, por todo.

Emilio Manuel dijo...

Está claro que hay alguien que las está recordando. En nuestro país hay demasiadas rosas olvidadas, es nuestro sino y así nos va.

Saludos