Consagra tu vida, ese don, al amor, que lo es todo.
A tus hijos, prolongación de tu ser, al hacer constante, como construcción del yo.
Al gozo que cada amanecer nos trae.
Forja en este éxodo el milagro continuo.
Entregando todos tus días a la conquista serena y dichosa de éstas las tierras prometidas.
Tierras prometidas. Francisco Cejudo
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