domingo, 20 de mayo de 2012

El viernes por la tarde

Avatares varios me apretujan el día a día entre la obligación y la devoción, pero el viernos, la tarde se puso guapa y pude disfrutar, por fin, de unas horas libres en Málaga. Para comenzar, un buen café con hielo en una terraza de Calle Larios, donde una relajada conversación mientras se mira el ir y venir de los que pasan, a mí, por tan poco habitual, me parece un recreo de lujo. Igualmente placentero resulta un paseo por las callejas de alrededor con parada ante el mercado de Atarazanas, recientemente remozado.
Nos encaminamos al Museo Carmen Tyssen, que abrió sus puertas en marzo del 2011. Me ha gustado el palacete, su blancura y su luz. La suerte inesperada nos ha regalado un coro de niñas actuando en el patio el museo. Otro lujo: deambular por las salas con un fondo de voces delicadas y armoniosas; ha sido una visita fresca, veraniega.
Las colecciones, interesantes pero no deslumbrantes. De allí me tomé la cabecera que os da la bienvenida ahora. Y mi preferido: Campo de trigo, de Renoir.



2 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Cuando visito Malaga, es mi segunda ciudad preferida, aún me acuerdo de los cinco años pasados allí y donde nació una de mis hijas, aunque si te digo la verdad, hecho de menos aquella ciudad de tamaño medio y que en la actualidad se ha convertido en una ciudad bastante complicada.

Saludos

Arcoyflecha dijo...

Bienvenida al mundo de los placeres sencillos (en la capital).

Puedo sentir tu disfrute a través de este post. Sigue practicando. Bs