domingo, 8 de febrero de 2015

Reencuentro

Para acercarse al perfume de su cuerpo, Daniel apoyó una mano en la nuca que ella mostraba como un cetro. Él olía a mugre de muchos días y traía tierra en las orejas que Emilia le besó despacio. La marcha de hombres y caballos se abría al encontrarlos abrazándose. Con una mano, Emilia acarició la espalda de Daniel, como si fuera dueña del tiempo. Luego buscó su pecho y del pecho bajó al camino hacia adentro que abría un pantalón colgado al cuerpo enflaquecido de su dueño. Sintió su grupa fuerte y su piel. Sólo un respiro.
 
Mal de amores. Ángeles Mastretta

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