Ellen de Meijer
Hayao confiaba plenamente en él y en sus capacidades. Eran amigos desde hacía años, buenos camaradas. Se entendían bien mediante signos. Una mirada entre ellos valía más que cualquier frase. Oboshi era mudo aunque no sordo. A pesar de su aparente discapacidad, poseía un agudo sentido del oído.
El viaje de Tanaka. David Cantero
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