Gabriel Pacheco
Hay que imaginarse a la opinión pública como un personaje voluminoso que está dormido. De cuando en cuando, se despierta sobresaltado y tú tienes que aprovechar la ocasión para susurrarle una idea, pero la más simple, la más concisa, porque enseguida se estira, se da la vuelta, bosteza y se dispone a dormirse de nuevo, y no podrás retenerlo ni despertarlo. Entonces, perversamente, te sientas a esperar que su cama se estremezca.
El primer siglo después de Béatrice. Amin Maalouf
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