Volveré a intentarlo otro año con más plantas. ¡Qué eterno es un jardín! Hay que pensar en plazos de diez años, de cien...
La casa junto al mar. May Sarton
Hace algún tiempo, quizá desde mediados del año pasado, que en mis lecturas me gusta encontrarme con escritoras que cuando escriben tienen más o menos la misma edad que yo. Tengo 63 años, nací en el siglo pasado, en 1959. Conforme voy madurando va naciendo en mí una mirada interior que me examina queriendo entenderme, un estado de ánimo que me pide al mismo tiempo introspección y dádiva. Y resulta que voy topándome con otras personas que escriben sobre este sentimiento que no sé si tiene nombre, que no sé como llamar (madurez, quizá), pero que me acompaña cada vez de manera más inmediata. Me refiero a novelas, a historias que van hilando en su trama esta reflexión interior más o menos desconcertada.
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