La noche había sido muy larga y muy oscura.
Quería oír tu voz. Que tus dulces palabras
me trajeran un poco de calma. Que el cariño
que sentías por mí viajara por teléfono
hacia mi corazón maltrecho y derrotado.
Quería oír tu voz y oí la de tu amante.
Luis Alberto de Cuenca
10 comentarios:
Que triste...
Si ya digo yo que el telefono es un artilugio diabolico .
Besos
JODER!!!!!
Ese final es el acabóse del masoquismo vamos, las hay que no aprenden.
Mala cosa...
Muchas tiritas habrá que emplear para curar eso...
Un beso
suscribo a glauka
JODER!
Este hombre, Luis Alberto de Cuenca, es buenísimo, y tú estupenda por traérnoslo.
:) Abrazo grande.
Muy bueno. Sí, señora
vaya...
creo que gloria fuertes tiene algo al respecto; debería responderle
y respondiéndote: te visito muy a menudo aunque no siempre deje comentarios.
auch.... como ha de doler aquello!!! cuánta impotencia ante todo de pronto...
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