Un pastor no puede sobrevivir si sólo sabe andar con sus ovejas. También tiene que saber venderlas. Así es la vida, siempre compitiendo unos con otros. Por ejemplo, mira mi primo Manuel. No tiene arreglo. El otro día le vendió sus corderos al Moreno por cuatro mil. Y así se ha quedado Manuel, jodío para todo el año y sin un duro.
Entre limones. Chris Stewart
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