lunes, 11 de agosto de 2008

De colegueo

Hopper

Tenía la extraña costumbre de visitarnos en nuestras viviendas. Cuando visitaba a alguno de los profesores, se sentaba en silencio con la vista fija en algún sitio, como si tratara de descubrir alguna cosa. Permanecía así, sin abrir la boca una hora o dos y entonces se marchaba. Eso lo llamaba "mantener buenas relaciones con los colegas", y bien claro estaba que le era penoso ir a visitarlos y estarse sentado allí de ese modo, y que hacía visitas porque las consideraba como una obligación para con sus colegas.


El hombre enfundado. Antón Chéjov

1 comentario:

Sombras en el corazón dijo...

Lo debió leer en un manual de buenas costumbres.
Lo que no sé, es porque se saltó la parte en la que tiene que abrir la boca y hacer un intercambio comunicativo...
Fuera bromas, un texto muy especial.

Un saludo