Retrato de mujer libanesa. José Javier Toro
Yo ya me había bebido unos cinco vasos de aquel vodka emponzoñado y, apoyando la plúmbea cabeza en el puño, pensaba en mi invencible, en mi condenado aburrimiento, mientras mi mujer, sentada a mi lado, no me quitaba los ojos de encima. Me miraba como solo puede mirar una mujer que no tiene nada en este mundo salvo un marido guapo.
Champagne. Relato de un granuja. Anton Chéjov
1 comentario:
Mmm, no leí el libro pero me parece que éste personaje de MODESTO: nada, no?, jeje.
Saludosss!!!
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