DEJO el periódico
sobre la barra.
Enciendo
un cigarrillo.
Tomo
el primer trago
de café.
Una calada,
y después
otra más fuerte.
Ya está.
Ya estoy en marcha
-me digo-,
ya puedo
hacerle frente
a esta locura.
Ahora,
a ver si hay suerte
y algo me llega
al corazón.
Ritual sangriento. Karmelo C. Iribarren
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