Mi silencio y tal vez mi expresión de pasmo al verlo allí tan cerca y tan de sopetón le animaron a poner una mano sobre mis rodillas y acariciarlas como al descuido. Fue una caricia leve, pero definitiva, que se adueñó de todo mi futuro.
Nubosidad variable. Carmen Martín Gaite
5 comentarios:
Eso no es levedad, es profundidad.
Saludos
Sí, tienes toda la razón, no sé muy bien como titular este post; ahora se me ocurre que quizá pegue el título de Kundera, La insoportable levedad del ser.
Feliz finde, Emilio.
Gracias por refrescarnos con la magia de la Gaite.
Un abrazo Indigo
Me encantó el libro cuando lo leí.....Puede que haga la friolera de más de 20 años ¿Es posible?
No salgo de mi asombro. Beso
Sí, sobre 20 años; para mí es una relectura, un homenaje a mis dos amigas de aquel entonces.
Un beso.
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