viernes, 20 de abril de 2012

Luna de miel

Gustav Klimt. Adán y Eva

Toda la ciudad supo que en ocho días la pareja Sauri Veytia no salió de la cama y que Josefa no fue ni para abrirle la puerta a su madre, cuando al cuarto día esa mujer que se consideraba un dechado de prudencia tuvo el arrojo de llamar para asegurarse de que vivían. La recién casada se había asomado al balcón con la melena suelta y cubriéndose sólo con la camisa blanca que su marido llevaba puesta durante la boda, y había dicho para que la oyeran hasta las nubes, que no podía bajar.
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Mal de amores. Ángeles Mastretta