Gerda Wegener
Durante el paseo del domingo por la tarde a veces solía tomar un batido en la cafetería Monterrey, el lugar de moda entonces; me sentía un dios con el cigarrillo Pall Mall en la mano y la gabardina de canutillo mirando desde el taburete de la barra a las chicas que entraban con aquellas faldas tubulares. Yo trataba de explorar los caminos de Marisa en la ciudad; mientras tanto iba también al bar Los Faroles, detrás del Apolo, por Juan de Austria, donde había putas muy maternales.
Tranvía a la Malvarrosa
Manuel Vicent
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