La política es, era, el arte de lo posible. Hoy más parece que sirva para crear problemas que para resolverlos. Sin embargo, como generadora de optimismo propio y autocomplacencia no tiene igual: en las últimas elecciones, como ya es habitual, han ganado todos. Hasta los que han perdido, han ganado. La política es también el arte del maquillaje.
1 comentario:
Ay, sí, envídio el optimsmo de los políticos cuando se trata de su propio ombligo (con ombligo ajeno son tremendamente crueles en su pesimismo).
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