Roy Lichstenstein
Abajo, en el salón, había una serie de libros viejos; entre ellos, explorando, encontró Joel un tomo de leyendas escocesas. Una de ellas se refería a un hombre que preparó una poción mágica; ésta, imprudentemente, le permitía leer los pensamientos de los demás hombres y conocer el fondo de sus almas; los males que vio y la impresión que le produjeron le convirtieron los ojos en llagas abiertas.
Otras voces, otros ámbitos. Truman Capote
4 comentarios:
Terrible.
Una vez alguien me sealó lo terrible que sería para él "leer" mis pensamientos y, si bien no lo entnedí de primeras ;9 ... luego me dí cuenta y comprendí.
Mejor seguir ignorando los pensamientos ajenos sin duda.
Un castigo tremendo a la curiosidad.
Que horror ....
Un besito y feliz puente
Ya ves ser Dios es un palo
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