Antonio mirando el reloj. Javier Mariscal
Las fórmulas de cortesía, donde alternan las convenciones vacuas y las sabidurías profundas, prohiben terminantemente que estando con amigos miremos descaradamnte al reló. Es un buen indicio de que el hombre no ha perdido aún la vergüenza, y la siente todavía al desatender a un semejante con quien se conversa amigablemente y estar pendiente del reló.
El defensor. Pedro Salinas
1 comentario:
Entonces... regalarle un "reló" a un amigo es ya algo así como un sacrilegio, ¿no? :P
Muchos besos, Índigo.
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