Al inclinarse apoyándose en el brazo del sillón, la camisa se le ahuecaba un poco y dejaba ver la parte lateral de su torso, no el pecho, sino el costado, donde se le marcaban un poco las costillas, bajo una piel que parecía dorada, entre la blancura de la camisa.
Memorias de Leticia Valle. Rosa Chacel
1 comentario:
Hmmmm... qué preciosa conjunción de pintura y texto.
Un abrazo!
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