-Hola, Mirta. Soy Jorge Pérez. Ya te imaginás por qué te llamo.
Hoy hace dieciséis años que encontré aquella botella. Te llamo, como siempre, para celebrarlo.
Jorge había perdido el empleo y las ganas de vivir, y andaba caminando su desdicha entre las rocas de Puerto Rosales, cuando encontró una de esas naves de la flota que los alumnos de Mirta arrojaban, cada año, a la mar. Dentro de cada botella, había una carta.
En la botella que encontró Jorge, la carta, muy mojada pero todavía legible, decía:
-Me llamo Martín. Tengo ocho años. Busco un amigo por los caminos del agua.
Jorge la leyó y esa carta le devolvió la vida.
La carta y la vida. Eduardo Galeano
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