Alen Katz
Me escrutaba con sus ojos azules, asustados, que desde hacía mucho habían perdido la esperanza de imponerme nada, de conseguir adivinar lo que me pasaba por la cabeza. Bien lo sabía -me decía con los ojos- que sus preguntas me fastidiaban, que su continua pretensión de inmiscuirse en mi vida era indiscreta, injustificada.
El jardín de los Finzi-Contini. Giorgio Bassani
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