Como yo, ella ama las palabras y las personas que saben servirse de ellas. Lo que pasa es que se deja devorar por su profesión y su hogar.
Niña, adolescente, los libros me salvaron de la desesperación; eso me ha persuadido de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica...
La edad de la discreción. Simone de Beauvoir
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