La razón que Hobbes alega para apoyar el Estado, a saber, que es la única alternativa a la anarquía, es, en lo principal, válida. Un Estado puede, sin embargo, ser tan malo que la anarquía temporal parezca preferible a su continuación... Además, la tendencia de todo gobierno a la tiranía no puede ser tenida en jaque a menos que los gobernantes sientan el temor a la rebelión. Los gobiernos serían peores de lo que son si la actitud de sometimiento predicada por Hobbes fuera adoptada universalmente por los súbditos. Esto es verdad en la esfera política, donde los gobiernos tratarían, si pudieran, de hacerse personalmente inamovibles; es verdad en la esfera económica, donde tratarían de hacerse ricos ellos y sus amigos a expensas del público; es cierto en la esfera intelectual, donde suprimirían todo nuevo descubrimiento o doctrina que parezca amenazar su poder. Estas son razones para no pensar sólo en el riesgo de la anarquía, sino también en el peligro de la injusticia y de la osificación que está vinculado a la omnipotencia del gobierno.
Historia de la filosofía. Bertrand Russell
1 comentario:
Tal y como están las cosas, no vendría mal unos pequeños momentos de anarquía, seguro que peor no podríamos ir.
Saludos
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