Vino el duende que era embajador de la Dicha. Yo estaba ocupado en cosas inútiles, pero que me placían momentáneamente...
-Ven luego -le dije.
Y mi vida, desde entonces, ha transcurrido aguardando desesperadamente al emisario, que no se ha vuelto a presentar jamás.
Alejandro Sawa
2 comentarios:
Ocupados con placebos de felicidad no me extraña que no podamos recibir a ningún emisario.
Yo le llamo a gritos y ni viene y tú vas y le mandas volver más tarde en plan funcionaria del égimen ;) ... ainsssssss!!!!
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