Rebecca Campbell
"Una biblioteca es el paraíso", así dijo Jacobo Siruela en una entrevista. Soy del mismo parecer, aunque reservaría esta cota para las grandes bibliotecas, familiares o institucionales, las que albergan en su vientre años y tesoros. Las bibliotecas personales, al menos la mía, más que un paraíso, es un jardín estacional y cambiante, que se adapta a mi espacio, a mi tiempo y a mi historia. De los libros me importa lo que me dicen, lo que me hacen sentir, lo que me enseñan; como objetos en sí mismos, muy pocos de los aproximadamente mil que viven conmigo, son esenciales para mí.
Mis sesenta y tres años son minimalistas y hace ya algún tiempo que siento placer al despojarme de pieles y rebozos superfluos. Los libros que ya no considero valiosos no los quiero en mi derredor, porque ni los leeré si no los leí en su momento, ni los releeré si ya los leí. Me deshago de ellos sin miramientos.
Otros libros que conmovieron mi corazón, bellos ejemplares que me hicieron gozar al poseerlos y leerlos, pero que ya no necesito, los traslado de biblioteca, los regalo a alguien especial que lo recibirá con agrado. Así les pasó a 84 Charing Cross Road, a El hombre que plantaba árboles, o Novecientos, por ejemplo, todos ellos para mí libros-joya.
Los suelo acompañar de esta dedicatoria:
Libros hay de todo tipo, como personas en el mundo. Este que tienes en tus manos es un libro viajero: ha ido muchas veces de mis estanterías a las de mis amigos y siempre ha hecho el viaje de vuelta. Ha llegado el momento de una mudanza más definitiva, de un traslado a tu biblioteca, necesita un cambio de aires, oír nuevas voces y acostumbrarse a otros aromas, que lo miren con miradas nuevas. Confío en que vuestra amistad y convivencia sea tan complaciente como la nuestra.
Catrin Welz Stein
Me encantan esos libros de segunda mano que se abren por aquella página que su anterior propietario leía más a menudo. El día que me llegó el ejemplar de Hazlitt, se abrió por una página en la que leí: "Detesto leer libros nuevos". Y saludé como a un camarada a quienquiera que lo hubiese poseído antes que yo.
84, Charing Cross Road. Helene Hanff
3 comentarios:
Ayer escuché esta frase, "quien lee no está solo", se la ponian en la boca a C.S.Lewis, autor de "las crónicas de Narnia" entre otros libros, gracias a la pelicula "Tierras de penumbra".
Saludos
Mil libros.
Claro, siempre suele estar esa cita oculta en algún libro regalado o dejado (perdido, roto u olvidado).
Mira de guardarlos lejos de humedades.
Para no tener un criadero de pececillos de plata....
Me encanta. Qué bien has expresado lo que yo también pienso. Preciosa entrada.
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