lunes, 24 de junio de 2013

Gente en la playa

Paul Ferney

Soy feliz conociendo personas generosas que tienen mucho que decir y lo dicen clarito, clarito. No sabía nada de Joan Margarit hasta que Pepa Fernández  lo llevó el sábado pasado a su programa No es un día cualquiera. Gracias a la estupenda entrevista que tuvo lugar allí, supe de este arquitecto poeta que me enamoró al momento. La vida es así, en un liviano instante (autobiografía de instantes es precisamente el subtítulo de este mi barco) se revelan maravillas transcendentes que aportan pilares nuevos en los que sostener nuestra estructura vital, andamiajes que nos dan seguridad en la cuerda floja del día a día. Margarit me pareció tan sabio, tan sincero, tan sensible, tan, tan, tan... ¡que tengo que leerlo ya!

Aquí os transcribo un extracto de lo que dijo sobre qué es la educación

-Te metes dentro de un cuadro o un poema y a la salida te encuentras mejor. Sin saber exactamente qué ha pasadoo, tú dices, estoy mejor, estoy más ordenado, mi grado de orden han subido... eres mejor que antes...
La tristeza, que tiene muy mala prensa, yo creo que es un gran sentimiento. La tristeza nos salva del dolor. Al dolor no lo puedes gestionar, lo único que puedes hacer es esperar que pase. Se te muere tu madre, pues apechugas con el dolor este. La esperanza es que este dolor va inmediatamente cambiándose por otro sentimiento que es la tristeza. La tristeza tiene la característica, frente al dolor, de que tú puedes gestionarla. Tú puedes hacer que sea una tristeza dulce o severa, que sea una tristeza confortable, que sea una tristeza gélida, y esta gestión depende de tu cultura. Y por eso hay que ser culto.

- ¿Porque si eres culto gestionarás mejor los sentimientos?

-Claro, el principal, el dolor, que desemboca en tristeza.Y por eso hay que educar a los niños, y entonces hay que enseñar, esto es educar. Educar es decirle a un niño o una niña, mira te vas a encontrar, por la experiencia que tenemos de milenios, te vas a encontrar con esto. Frente a esto tienes estas herramientas. Si tienes frío, hoy día, puedes apretar un botón y encender la calefacción. Pero si tienes frío moral, porque se ha muerto tu madre o tu hermano, no hay botón. Hablemos de qué botones puedes poner en marcha. Pues, mira, tienen una característica: esos botones no tienen manual de instrucciones. Tienes que empezar y leer La Ilíada, y ver un Cezanne y oír a Beethoven, y aprender todo esto; el día que la interperie moral te azote, te servirá para hacerle frente a la tristeza y gobernar tu propio sentimiento.

Antes de marcharse, recitó él mismo (maravillosa, sentidamente) dos poemas de su último libro, Se pierde la señal: Gente en la playa y Brindis, de muy distinta armadura, pero finísimos, certeros. Poesía útil: poesía.

Tan juntos como nadie sabrá nunca
alzamos las dos copas
en los ojos del otro
cada uno ve nuestra luz.
Un hombre una mujer
en un instante pueden equivocarse
pero el instante nunca volverá.
Brindis. Joan Margarit
Os recomiendo la entrevista y, especialmente, que escuchéis casi al final de la misma, el poema que lleva un título tan veraniego y tan apropiado para estas fechas, y que me lo he copiado para titular este post, como Gente en la playa: no os dejará indiferentes.