En sus azules ojos de niño, llenos de ardor patriótico, leía yo una sombra de decepción. Debía haber descubierto una dificultad, un pequeño obstáculo imprevisto y desagradable.
El jardín de los Finzi-Contini. Giorgio Bassani
La ciencia económica ha hecho de abogado de lo imposible al sugerir que algún mecanismo inexplicado transmutaría en resultados globalmente deseables el expansionismo depredador e insolidario que practican las organizaciones estatales y empresariales. Cada individuo, cada empresa o cada Estado trata de expandir a la vez su poder y su riqueza pecuniaria, maximizando sus ingresos, sus beneficios o su renta nacional, a costa de la degradación de un entorno que comparten, o compartirán, otros individuos, otras empresas y otros Estados.
La noche es una mujer desconocida. Pablo Antonio Cuadra
Tres manzanas cayeron del cielo. Micheline Aharonian Marcom
A vueltas con el paso del tiempo, escuché ayer un precioso poema de Fernando Pessoa, "Aniversario", gracias al Episodio 36 "Descubriendo las caras de Fernando Pessoa" de POESÍA PODCAST. Este invento de los podcats es genial, porque la diversidad de contenidos es tal que siempre encuentro placer en la escucha de muchos de ellos, principalmente cuando hago tareas manuales o, por la noche, ya en la cama, donde en vez de leer antes de dormir, "escucho antes de dormir".
El primer verso del poema que recomiendo, por su belleza y por su rotundidad, por su tajante verdad, es "En el tiempo en que festejaban el día de mi cumpleaños". Y claro, así es: nuestro cumpleaños empiezan a festejarlo otros, nuestros padres, nuestra familia, nosotros somos la estrella invitada, por así decirlo, protagonistas pero no preparadores de la fiesta.
El segundo verso "yo era feliz y nadie había muerto" es contundente: éramos felices, porque éramos inocentes, porque todavía la muerte no nos había tocado con su zarpazo, porque el mapa de nuestra vida estaba entero todavía.
Al ir desapareciendo las personas que festejaban nuestros cumpleaños, cumplir años es siempre un acontecimiento feliz, pero también triste... y así me acuerdo de otro poeta, mi querido Benedetti, cuando decía aquello de "alegre de veras, es decir casi triste", en el relato "Hoy y la alegría".
En el tiempo en que festejaban el día de mi cumpleaños,
yo era feliz y nadie había muerto.
En la casa antigua, incluso mi cumpleaños era una tradición de siglos,
y la alegría de todos, y la mía, estaba asegurada...
Aniversario. Fernando Pessoa