Retrato de Isabel de Valois. Sofonisba Anguissola
Desgarbada, más que alta, huesuda más que delgada, nadie que haya dispuesto de tantas oportunidades para parecerse a una garza logra evocar tan certeramente la silueta de una cigüeña patosa. Siempre parapetada tras el precio de una ropa excelente y excelentemente escogida -en la que sin embargo parece buscar refugio, más que esa complaciente seguridad que fabrica a una mujer elegante-, su rostro anguloso, de rasgos duros, casi masculinos, se derrumba a veces sin aparentarlo. Entonces sus ojos, unos ojos en cambio muy bonitos y muy dulces, se agrandan durante un instante, contagiándose de la líquida indecisión que esmalta los ojos de los niños que están a punto de echarse a llorar, pero Fran nunca llora.
Atlas de geografía humana. Almudena Grandes