La escena. Andrés D'Arcángelo
Tercer Mundo!
¿Cómo hemos podido acuñar esta expresión y llegar a usarla cotidianamente sin extrañeza ni pudor?
El Primer Mundo se ha puesto una cómoda venda en los ojos para que la existencia del Tercero no le estropee las vistas.
Si no por ética, ni por dignidad, que parece que puede vivirse bien sin ellas, al menos por egoísmo, por el peligro que representa el desprecio continuado a tantos millones de personas, es urgente el cambio de mentalidad que permita ir acortando la separación entre los de arriba y los de abajo, entre la opulencia que no reparte y la miseria que no retrocede.