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Aquí charlaremos Javier Reverte y yo si algún día pasa por mi puerta |
Este barco está hecho de lecturas: me
hago a la mar leyendo.
La revista L y más en su nº 37
de junio, La gran evasión, cataloga 40 títulos
imprescindibles para viajar desde el sillón, que ese es mi último
estilo viajero. Ya sé que estas listas de “imprescindibles,
básicos, lo que no puede faltar en tu biblioteca, etc.” nunca
son inocentes, hechas como están por libreros y editores. Pero
siempre me pincha la curiosidad y me miro en ellas, me comparo.
Bueno, tras ver uno a uno los títulos destacados, resulta que mi
ancla fondea al diez por ciento: de los cuarenta señalados, sólo
conozco cuatro y, eso sí, desde luego que son
imprescindibles al cien por cien.
El catálogo señala dos libros de
Ryszard Kapuscinski, ambos leídos, disfrutados y recomendados, compartidos: Ébano
y Viajes con Heródoto.

Otro título,
Vagabundo en
África, de Javier Reverte, es un libro interesante,
curioso y divertido que, al terminarlo hace años, sentí el
consuelo íntimo de haber leído algo necesario y, además, siento
por Reverte algo parecido a una amistad platónica: me encantaría
verlo pasar delante de mi puerta e invitarlo a compartir unas migas,
un arroz o un escabeche mientras hablamos tranquilamente de cualquier
cosa.


El cuarto de la lista que he leído y
releído es
El corazón de las tinieblas, por supuesto
absolutamente imprescindible. Este libro fue para mí un chute de
adrenalina que hizo latir mi corazón al mismo ritmo trepidante y
angustioso que el genial Joseph Conrad hizo sonar los tambores de su
Corazón.
Y, con ritmo totalmente opuesto, Conrad fue también quien
me hizo sentir pegada a la piel la asfixiante calma chicha de un
viaje maldito en su
Línea de sombra, también altamente recomendable, aunque este título no se encuentra entre los cuarenta principales de la lista que os comento.
Leer y viajar para vivir, para
disfrutar.
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Lawrence Alma-Tadema |
Leer, como perseguir Tartaria, es
siempre un viaje, una aventura que nos abre los ojos, que nos eriza
el pelo de la nuca, ya sea en un junco en el Mekong, en la cafetería
de la esquina, en la complicidad de una librería o en el sillón de
nuestra casa. Leer, como viajar, es conocerse un poco más y
descubrir el mundo, descubrirse, en las vidas de otros.