sábado, 31 de agosto de 2019

Deseo

César Augusto Rincón González

Una hora... Le doy una hora. Una hora de retraso es lo máximo que una mujer puede soportar. Una mujer como yo, en todo caso. Una mujer felizmente casada, hermosa, considerada bella, deseable, deseada. Una mujer deseada por docenas de tipos... de los cuales puedo mencionar seis. Una mujer con un sombrero encantador y zorros encantadores, que espera desde hace media hora sentada en un banco de piedra, en una plaza de París, a un hombre impuntual, es algo vergonzoso, inconcebible. Es grotesco. Soy hermosa, elegante, deseada y grotesca, pero dentro de una hora y media todavía estaré aquí y, si él persiste en su retraso, pisotearé mi horrible sombrero y dejaré estas cochinas pieles en este banco. Y, si él persiste en su retraso, cuando llegue me desnudaré en esta plaza y le seguiré a pie por toda la ciudad.


Algunas lágrimas en el vino tinto. Francoise Sagan

Estoy leyendo relatos breves de esta autora francesa... y son estupendos, me encantan. Tienen una originalidad y una sinceridad conmovedoras. Me gusta también la manera de poner los títulos, dándole protagonismo a un hecho o detalle mínimo que ocurre en el relato pero que desencadena toda la historia... Aquí os pongo el comienzo de Algunas lágrimas en el vino tinto, y tengo que decir que es la mejor y más sencilla descripción de la emoción de la pasión que he leído nunca. En fin, que Sagan me cae muy bien y la recomiendo, no está de moda pero su lectura es necesaria... y Francoise es una flor encantadora.
Adiós agosto, adiós...

2 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Leí este libro, allá por el año tropecientos, cuando era joven, es cuestión de releerlo, ya no me acuerdo ni de cuando fui joven.

Un saludo.

inma dijo...

Quizá no te acuerdes, pero ese joven duerme contigo.
Un abrazo y gracias por comentar.