Hay que imaginarse a la opinión pública como un personaje voluminoso que está dormido. De cuando en cuando, se despierta sobresaltado y tú tienes que aprovechar la ocasión para susurrarle una idea, pero la más simple, la más concisa, porque enseguida se estira, se da la vuelta, bosteza y se dispone a dormirse de nuevo, y no podrás retenerlo ni despertarlo. Entonces, perversamente, te sientas a esperar que su cama se estremezca.
Cálido mece el vino el dolor, arranca de los párpados tersura y a la voz presta suavidad de beso; en el pecho reúne las cosechas sangrantes del perfume, y el llanto en un arrollo de tibieza; apertura del éxtasis que la esencia dispersa por el humo.
Mis ojos y mi boca recorren tu cuerpo como ejército de insectos. Pierden pie en el mercurio de tu piel, se levantan vadean hoyuelos persiguen atajos caen en las trampas móviles que tiendes clavan banderas de amor y de deseo en las cotas vencidas almacenan pedazos de tu calor para pasar el invierno...
con importunidad de colegial entró un rayo solar y fue a firmar el espejo. los ojos deslumbrados, le arrojé mi corazón furiosamente, y SE ROMPIÓ EN MIL PEDAZOS EL SOL en el espejo.
Mis dos "¡Ha sido espantoso!" debieron de sonar como estampidos. Este fugaz recorrido de silencios lo realicé colgada de la implacable mirada de Aurore. Sus ojos me hablaron: "Somos hormigas bajo sus botas, pueden hacer con nosotros lo que quieran y van a matarnos. La única salvación es que no nos vean ni nos oigan. Nada de ruidos, nada de salir, si nos olvidan puede que no nos maten.
Hayao confiaba plenamente en él y en sus capacidades. Eran amigos desde hacía años, buenos camaradas. Se entendían bien mediante signos. Una mirada entre ellos valía más que cualquier frase. Oboshi era mudo aunque no sordo. A pesar de su aparente discapacidad, poseía un agudo sentido del oído.
Y con esencia floral te ungiste, y con bálsamo de reyes, y sobre blandos lechos delicada saciabas el deseo, y no había ningún recinto o santuario del que nos mantuviéramos ausentes...
Ese mapa que me diste de tu corazón es como uno de esos mapas turísticos: todo lo hermoso está cerca y las calles son cortas y las rutas diáfanas. Pero luego las distancias no corresponden hay calles que no están señaladas y los caminos son complejos e intrincados. Y ya es muy tarde, porque me he adentrado en la ciudad, y no hay vuelta atrás Tus ojos miran muy lejos y ya no me sirven de referencia. Me he perdido irremisiblemente.
Mapa (No olvides mi rostro). Diego Valverde Villena
En el cuarto amarillo los amantes encienden las palabras. Qué importa lo que duren, si prenden rápido, si se tiñe la cama con reflejos de plata, azul, rojo, naranja, si no suena otra cosa, si los miedos se escapan y florecen las quemaduras de la sábana. Las palabras se afilan con fuego de palabras. Los amantes ensayan.
Eres misteriosa y hermosa igual que la palabra Origen. eres milagrosa y rotunda igual que la palabra Plenitud
eres poderosa y veloz igual que la palabra Energía eres lúbrica y eres solar igual que la palabra Verano Tú eres el lenguaje profundo Contigo todo tiene nombre
Bautizadora incomparable (Las rubáiyátas de Horacio Martín). Félix Grande
Tú eres el bosque donde me pierdo, copas altas, frondosidad, para atrapar el último aliento del último sol; pero aún no he probado tu fruto maduro. Lo busco.
Llévame, o tráeme, o piérdeme por esta amarga y dulce tierra nuestra, pero este anochecer del verano moribundo no me saques del laberinto sin salida de tus ojos.
Coincido plenamente con lo escrito por Arturo Pérez Reverte en XL Semanal el pasado 19/08 (Que todos queden atrás)y traigo aquí algunos párrafos de su texto, que es denuncia, por lo que vivimos y no cambatimos. Gracias, Arturo, por no ser masa y contarlo. "Nadie merece ya respeto por su inteligencia o biografia. Cualquier analfabeto apesebrado en una formación política, cualquier cantamañanas nacido ayer, cualquier director de cine o periodista ágrafos hasta el disparate, cualquier tarugo con Twitter, cuestiona sin complejos a quienes ni podría rozar en talento, honradez o prestigio. Y acto seguido, centenares de imbéciles, tan ignorantes como él, asienten con la estólida gravedad de los tontos solemnes. ... El talento incomoda como nunca. Los mediocres, los acomplejados, los bobos, necesitan que la vida descienda hasta su nivel para sentirse cómodos, y es destruyendo la inteligencia y ensalzando la mediocridad como están a gusto. ... Todo el sistema educativo actual está basado en aplastar la individualidad, la inteligencia, la iniciativa, el coraje y la independencia... en destruir a los mejores. ... Ganarán los mediocres, no cabe duda."
Juan Genovés
Me descubro ante los no conformes, ante los resistentes empedernidos, los tan necesarios peleones en un mundo de ja,ja,je,je. Ánimo, valientes!!
Hoy todo ha logrado la perfección, pero ser una auténtica persona es la mayor. Más se precisa hoy para ser sabio que antiguamente para formar siete, y mas se necesita para tratar con un solo hombre en estos tiempos que con todo un pueblo en el pasado.
-Tienes los ojos manchados, ¿sabes? -me anunció a cambio, y sonrió. La sonrisa de los hijos propios envuelve un cebo tan irresistible que, mientras sus labios las sostienen, es imposible sospechar siquiera que se pueda vivir mejor sin ellas-.
A Violeta le sobran esos dos kilos que yo necesito para enamorarme de su cuerpo. A mi, en cambio, me sobran siempre esas dos palabras que ella necesita dejar de oír para empezar a quererme.
Nos imaginamos que con tantos periódicos, emisoras de radio y cadenas de televisión vamos a oír una infinidad de opiniones diferentes. Luego descubrimos que es lo contrario: la potencia de esos altavoces no hace más que amplificar la opinión dominante del momento, hasta el punto de hacer inaudible cualquier otro parecer... los medios de comunicación reflejan lo que dice la gente, la gente refleja lo que dicen los medios de comunicación. ¿No se cansarán nunca de ese embrutecedor juego de espejos?
El primer siglo después de Beatrice. Amin Maalouf
Este libro se publicó por primera vez en 1992. Yo lo recibí de una buena amiga que ya no está en este mundo; me regaló muchos libros, éste sería el último, aunque eso no lo sabíamos ni ella ni yo. Lo estoy leyendo por tercera vez. Y vuelvo a recomendarlo con entusiasmo porque lo considero un libro necesario. Muchos de sus pasajes son reseñables y nos parecerá que hablan del ahora, como el que transcribo. El libro denuncia los estropicios que causan las desigualdades y el caos que se apodera del mundo al tratar de enmendar a la naturaleza con sórdidos intereses. Es también un libro feminista que pone a un hombre al frente de la defensa de la maternidad y de la existencia de lo femenino. Está escrito con esa sencillez elegante que consiste en decir mucho con pocas palabras muy bien escogidas dejando traslucir una cierta nostalgia de un futuro mejor. Leedlo, os hará bien.