
Sabe leer y escribir, y también sumar toda una columna de cifras. Cuando alguno de los demás presos recibe carta, siempre se la lleva a Mr. Schaeffer. La mayoría de esas cartas son tristes y quejumbrosas; a menudo Mr. Schaeffer improvisa mensajes más animosos en lugar de leer lo que dice el papel.
En el mismo barracón hay otros dos presos que también saben leer. Pese a esta circunstancia, uno de ellos le lleva sus cartas a Mr. Schaeffer, el cual, para devolverle el cumplido, jamás le lee la verdad.
Una guitarra de diamantes. Truman Capote